"Observando a John con la máquina de repente lo vi claro, el Terminator jamás se detendría, jamás le abandonaría y jamás le haría daño, ni le gritaría o se emborracharía y le pegaría, o diría que estaba demasiado ocupado para pasar un rato con él, siempre estaría allí y moriría para protegerle. De todos los posibles padres que vinieron y se fueron año tras año... aquella cosa... aquella máquina... era el único que daba la talla. En un mundo enloquecido era la opción más sensata"
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Sarah Connor observando al T-800 y su hijo
(Linda Hamilton en Terminator II: El Juicio Final (1991) de James Cameron)
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