martes, 11 de diciembre de 2012

Humanidad




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"-Desde hoy esta nación queda anexionada al Imperio Tomainio y su pueblo queda obligado a obeceder las leyes promulgadas por nuestro gran jefe, el dictador de Tomainia, el conquistador de Österlich, el futuro emperador del mundo.
-Tienes que hablar tú.
-No puedo.
-Debes hacerlo, es nuestra única esperanza.
-(El barbero se levanta y se dirige hacia el estrado) Lo siento, pero yo no quiero ser emperador, ese no es mi oficio. No quiero gobernar ni conquistar a nadie, sino ayudar a todos si fuera posible: judíos y gentiles, negros y blancos. Tenemos que ayudarnos unos a otros, los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados, no queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos, la buena Tierra es rica y puede alimentar a todos los seres, el camino de la vida podría ser libre y hermoso pero lo hemos perdido.
La codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa pero nos hemos encarcelados nosotros. El maquinismo que crea abundancia nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia duros y secos, pensamos demasiado y sentimos muy poco. 

Más que máquinas necesitamos humanidad, más que inteligencia tener bondad y dulzura, sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos, la verdadera  naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros. 
Ahora mismo mi voz llega a millones de seres en todos el mundo, a millones de hombres desesperados, mujeres y niños víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a hombres inocentes. A los que puedan oírme les digo: "No desesperéis, la desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará y caerán los dictadores y el poder que le quitaron al pueblo se le reintegrará al pueblo y así mientras el hombre exista, la libertad no perecerá".
¡Soldados! ¡No os rindáis a esos hombres, que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen lo que tenéis que hacer, qué pensar, qué sentir!. ¡Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como a carne de cañón! ¡No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina con cerebros y corazones de máquina! ¡Vosotros no sois máquinas, no sois ganado, sois hombres!. Lleváis el amor de la humanidad en vuestros corazones no el odio. Sólo los que no aman odian, solo los que no aman y los inhumanos.
¡Soldados! ¡No luchéis por la esclavitud sino por la libertad!. En el capítulo 17 de San Lucas se lee: "El Reino de Dios está dentro del hombre. No de un hombre ni de un grupo de hombres sino de todos los hombres". En vosotros, vosotros el pueblo tenéis el poder: El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, ¡vosotros el pueblo tenéis el poder de hacer esta vida libre y hermosa, de convertirla en una maravillosa aventura!. En nombre de la democracia, ¡utilicemos ese poder, actuemos todos unidos luchando por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres, trabajo, a la juventud, un futuro y a la vejez, seguridad!
Con la promesa de esas cosas, las fieras alcanzaron el poder ¡pero mintieron!, ¡no han cumplido sus promesas y nunca las cumplirán!. Los dictadores son libres, ¡sólo ellos pero esclavizan al pueblo!, ¡Luchemos ahora nosotros para hacer realidad lo prometido, todos ahora a luchar para liberar al mundo, a derribar barreras nacionales, luchemos para eliminar a la ambición, al odio y a la intolerancia!
¡Luchemos por el mundo de la razón, donde la ciencia y el progreso nos conduzcan a todos a la felicidad! ¡Soldados, en nombre de la democracia, debemos unirnos todos!
(El pueblo estalla en un clamor)
Hannah, ¿puedes oírme? Donde quiera que estés, alza los ojos Hannah. Las nubes se alejan, el sol está apareciendo, vamos saliendo de la oscuridad hacia la luz. Caminamos hacia un mundo nuevo, un mundo de bondad en el que los hombres se alzarán por encima del odio, de la ambición y de la brutalidad.
¡Alza los ojos Hannah!, Al alma del hombre le han sido dadas alas y por fin está empezando a volar. Está volando hacia el arco iris, hacia la luz de la esperanza, hacia el futuro, un glorioso futuro que te pertenece a ti, a mi, a todos. ¡Alza los ojos Hannah, alza los ojos!"
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Un barbero judío que es confundido con el dictador del Tomainia Adenoid Hynkel y se ve obligado a dar un discurso a una nación a la que acaban de conquistar.
(Charles Chaplin en El Gran Dictador (1940) dirigida por él mismo)

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